Oscarcito
Conversando esta mañana con cinefrick y Sri Sri Ravi Shankar, nuestro maestro de luz, me di cuenta de lo poco que nos había interesado este año la ceremonia de los Oscar (¿Oscares, Oscars?). Sentimos, como bien lo señaló Sri Sri mientras marcaba la cadencia con su tamboril, que salvo algún ejemplo aislado como Wally ninguna de las películas nominadas generaba algo remotamente relacionado con la pasión.
La ceremonia, un conglomerado de gags plastificados, comentarios bienintencionados y miradas húmedas, fue coherente con la selección. Era un gran museo de cera en movimiento. Ben Stiller, en un gesto transgresor que hubiera escandalizado a mi abuela Chicha, pegó un chicle en el atril del escenario, Kevin Kline o un replicante muy parecido a él hizo un elogio sobre un actor secundario que todos sabían que no ganaría ya que debía ganar el muerto. Los padres del guasón subieron a recibir el Oscar que su hijo Heath no pudo venir a buscar y leyeron un discurso conmovedor, aunque no deje de ser extraño, como bien lo señaló Sri Sri mientras se ajustaba una sandalia, que un padre deba recurrir a un discurso escrito para elogiar a su hijo muerto. El gran Sean Penn se emocionó frente a las esperables denuncias del guionista de Milk, película ya denostada por el amigo perez.
El mundo suele naufragar en este tipo de empresa. Los otros premios, Césares, Goyas, Cóndores, están condenados a ser funciones de cabotaje ya que nunca logran empardar el profesionalismo de la Academia de Hollywood. Como bien concluyó Sri Sri mientras se sacaba una pelusa de la túnica, los Oscar (¿Oscares, Oscars?) logran el milagro de ser un lugar tan común como las críticas que año a año generan.
La ceremonia, un conglomerado de gags plastificados, comentarios bienintencionados y miradas húmedas, fue coherente con la selección. Era un gran museo de cera en movimiento. Ben Stiller, en un gesto transgresor que hubiera escandalizado a mi abuela Chicha, pegó un chicle en el atril del escenario, Kevin Kline o un replicante muy parecido a él hizo un elogio sobre un actor secundario que todos sabían que no ganaría ya que debía ganar el muerto. Los padres del guasón subieron a recibir el Oscar que su hijo Heath no pudo venir a buscar y leyeron un discurso conmovedor, aunque no deje de ser extraño, como bien lo señaló Sri Sri mientras se ajustaba una sandalia, que un padre deba recurrir a un discurso escrito para elogiar a su hijo muerto. El gran Sean Penn se emocionó frente a las esperables denuncias del guionista de Milk, película ya denostada por el amigo perez.
El mundo suele naufragar en este tipo de empresa. Los otros premios, Césares, Goyas, Cóndores, están condenados a ser funciones de cabotaje ya que nunca logran empardar el profesionalismo de la Academia de Hollywood. Como bien concluyó Sri Sri mientras se sacaba una pelusa de la túnica, los Oscar (¿Oscares, Oscars?) logran el milagro de ser un lugar tan común como las críticas que año a año generan.
5 Comments:
los premios a los meritos artisticos de las obras cinematograficas, musicales, plásticas, etc... siempre rozan el ridiculo, incluyan o no una ceremonia. pensaba en esto justamente el otro dia, mientras veía la impresentable Tropa de Elite, ganadora de Berlin el año pasado.
Los compromisos, la previsibilidad y la falta de Gracia, son una constante en las premiaciones incluso de lo así llamado Independiente. Pensaba en esto justamente un día antes de los Oscars, mientras veía los Independent Spirit Awards por la pantalla amiga de I-Sat. SI ni en ese lugar se acuerdan de peliculas como Ballast, o Wendy y Lucy, estamos realmente en el horno...
By perez, at 12:12 p. m.
lo que evidentemente sigue funcionando es el Oscar como referente de calidad para el público masivo. Ayer jueves Slumdog Millionaire metió el doble de personas que en su jueves de estreno, hace ya dos semanas. En fin...
By perez, at 11:37 a. m.
Clah, por eso entiendo que haya ganado SM a mejor película. Sorprendente sería otra cosa que no responda al esquema.
By numaleon, at 5:23 p. m.
Ah, que raro, cuando gané el Fipresci "Shara" al otro fin de semana siguió metiendo las 30 personas de rigor y me la levantaron de cartel. Si al menos se hubieran enterado 30 personas más. Claro que no fue televisado.
By Anónimo, at 10:41 a. m.
Amigo Z
Ojo al piojo que si entre los 30 espectadores de rigor fue La Spectatrice, nos debe un dólar zimbabuense.
By rinconete, at 11:48 a. m.
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