Pecha Kucha y el salpicón de mi tía Nena

Además de una razonable cantidad de lugares inhóspitos como el obelisco, la avenida Cabildo o los patios de comida, Buenos Aires siempre ha tenido espacios culturales más o menos generosos. Más allá de los vaivenes de las crisis, nunca dejó de haber gente interesada en participar en ellos y, lo que es aún más sorprendente, gente que buscara generarlos. De trinchera, con presupuestos microscópicos o más confortables, con aportes privados o del Estado, han ido armando una especie de realidad paralela en donde cada vez es más agradable perderse (basta con consultar cada domingo la agenda de Radar).

La Ciudad Cultural Konex es uno de esos lugares. Ya habíamos participado ahi en el ciclo Cine Bajo las Estrellas con películas nuestras y hace unos días los amigos de Brío Producciones Culturales nos invitaron a formar parte de Pecha Kucha, un evento en donde una serie de presentadores exponen sus ideas, proyectos, diseños a través de 20 imagenes de 20 segundos cada una.

La verdad es que fue un placer, pese a la ausencia de nuestro amigo perez. Cuando terminó la presentación, recordé el famoso salpicón de mi tía Nena. Con ingredientes que iba cambiando según una lógica que solo ella dominaba, lograba un plato que milagrosamente siempre gustaba.