Cordero de Dios
Despues de ver Cordero de Dios de Lucía Cedrón, uno vuelve a casa con algunas certezas:
1. Cordero de Dios es una buena película, con un guión excelente.
2. Mercedes Morán es grandiosa.
3. Algunos errores de casting y unas remarcaciones innecesarias (la escena del hipódromo, el personaje del general) enturbian lo que podría haber sido una gran película.
La historia, inspirada en hechos autobiográficos de la directora, recrea la violencia política de los ´70 a la luz de la violencia criminal de los ´00. El manejo de los tiempos con permanentes idas y vueltas entre las dos épocas es probablemente lo más atractivo de la película. Además, al desarrollar la parábola sobre la violencia, la directora tiene la cortesía de no tratar de educar al espectador, una calamidad frecuente en cierto tipo de cine comprometido.
Los vínculos entre la madre y la hija (Morán-Balcarce) que ilustra el abismo generacional que las separa y entre el padre y la hijita (Minujin-Morini) que desborda de ternura filial, son tan justos que justifican por si solos la película.
El final, un perdón sin olvido, es una buena manera de cerrar el círculo.
Al volver a casa mi mujer se zambulló en la biografía de Galimberti publicada hace unos años, buscando los hechos que inspiraron la película y que sorprendentemente no fueron mencionada por la prensa en el momento del estreno.
En el ´80 Jorge Cedrón, el director de Operación Masacre exilado en Paris junto a su hija Lucía y a su mujer, fue interrogado por la policía francesa en presencia de agentes de la SIDE, en relación al secuestro de su suegro, Saturnino Montero Ruiz, ocurrido en esa misma ciudad. Unas horas después Cedrón fue encontrado muerto en los baños de las oficinas de la policía francesa, con 4 cuchilladas en el cuello. Al día siguiente Montero Ruiz fue liberado. La investigación nunca avanzó más allá de un supuesto y oportuno suicidio.
1. Cordero de Dios es una buena película, con un guión excelente.
2. Mercedes Morán es grandiosa.
3. Algunos errores de casting y unas remarcaciones innecesarias (la escena del hipódromo, el personaje del general) enturbian lo que podría haber sido una gran película.
La historia, inspirada en hechos autobiográficos de la directora, recrea la violencia política de los ´70 a la luz de la violencia criminal de los ´00. El manejo de los tiempos con permanentes idas y vueltas entre las dos épocas es probablemente lo más atractivo de la película. Además, al desarrollar la parábola sobre la violencia, la directora tiene la cortesía de no tratar de educar al espectador, una calamidad frecuente en cierto tipo de cine comprometido.
Los vínculos entre la madre y la hija (Morán-Balcarce) que ilustra el abismo generacional que las separa y entre el padre y la hijita (Minujin-Morini) que desborda de ternura filial, son tan justos que justifican por si solos la película.
El final, un perdón sin olvido, es una buena manera de cerrar el círculo.
Al volver a casa mi mujer se zambulló en la biografía de Galimberti publicada hace unos años, buscando los hechos que inspiraron la película y que sorprendentemente no fueron mencionada por la prensa en el momento del estreno.
En el ´80 Jorge Cedrón, el director de Operación Masacre exilado en Paris junto a su hija Lucía y a su mujer, fue interrogado por la policía francesa en presencia de agentes de la SIDE, en relación al secuestro de su suegro, Saturnino Montero Ruiz, ocurrido en esa misma ciudad. Unas horas después Cedrón fue encontrado muerto en los baños de las oficinas de la policía francesa, con 4 cuchilladas en el cuello. Al día siguiente Montero Ruiz fue liberado. La investigación nunca avanzó más allá de un supuesto y oportuno suicidio.
3 Comments:
¿que esta súbita fijación con el cine argentino? Y eso que todavía faltan Martel, Trapero...se viene un año nacional e impopular
By perez, at 1:02 p. m.
Cipayo, vendepatria, punta de lanza del imperialismo, vanguardia de la invasión, amigo de lo foráneo, xenófilo y antipatriota.
By rinconete, at 5:19 p. m.
Se comprende una vez más porque Mercedez Morán aparece en tantas producciones locales, es simplemente extraordinaria. Desde la escena en Ezeiza cuando se encuentra con su hija y con su amiga hasta la última medidísima escena con su padre.
Siempre ctitiqué al cine argentino cuando narra en un idioma demasiado local, que no logra comprenderse en otras culturas. En este film sucede un poco esto pero sin embargo aqui lo perdono porque no se me ocurre otra manera de decribir tan bien tanto gris....
By cinefrik, at 6:50 a. m.
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