Amor sin escalas
La vida es injusta.
No me refiero a las grandes injusticias, al hambre en el mundo, las enfermedades degenerativas, la fortuna mal repartida o los apocalipsis recurrentes de Elisa Carrió. Me refiero a las injusticias modestas, de cabotaje, esas que injustamente no califican ni siquiera como injusticias.
Como la que padecía un compañero de mi colegio. No habiendo recibido del cielo nada parecido a la gracia, le era imposible generar la menor empatía con su entorno por más que lo deseaba con furia. Aún cuando intentaba contar un chiste copiando metódicamente, sílaba a sílaba, la descripción que venía de escucharle al inevitable gracioso del grupo, su fracaso estaba anunciado. Sin embargo eso no era lo más doloroso sino la dimensión paquidérmica de su fracaso. Mi único consuelo era pensar que solo yo detectaba sus caidas abismales.
Algo parecido sentí al salir de Amor sin escalas, el bochornoso film de Jason Reitman, director de Juno. Nada esperaba, o muy poco, y sin embargo me fui furioso. Me hubiera conformado con poca cosa, un billete de Estanciero, medio dracma, un par de afganis, medio kilo de yerba. Pero ni siquiera eso recibí.
Terry Gilliam dijo refiriéndose a la explosiva Wanda, que era inverosímil que se enamorara del tedioso abogado interpretado por el gran John Cleese y sobre todo que decidiera escapar con él. Justificaba la decisión de su amigo el director Charles Crichton por imperativos de Hollywood y otras calamidades. En el Amor... solo hay imperativos y a diferencia de Un pez llamado Wanda no solo el final es inverosímil.
Un grupo de ejecutivos más o menos amorales llevan con ímpetu una vida cuya soledad espantaría a San Antonio. Son ermitaños de lujo que han decidido cambiar las cuevas del desierto por las salas Vip de los aeropuertos y el cheap sushi al que se refiere George Clooney en uno de los momentos menos tediosos de la película. Su horizonte mediocre es el de acumular millas o tarjetas de pasajero frecuente y mientras tanto escaparle al espanto doméstico a 10.000 m de altura. El fondo profundo es el drama del desempleo. Lamentablemente a poco de andar el director parece asustarse de su propia audacia y decide transformar a su criatura, un reptil de sangre fría, en soñador enamorado y a su joven aprendiz de cínica en frágil víctima del sistema.
El final, abierto o cerrado, es en definitiva absolutamente irrelevante.
Nadaquever 1 Luego de haber recibido críticas y lamentos por la incorporación del Hallelujah de nuestro sombrío amigo Leonard Cohen en uno de nuestros posteos, causando intentos de suicidios grupales e incluso individuales y siguiendo como siempre las enseñanzas de nuestro Maestro de Luz Sri Sri Ravi Shankar, decidimos proponer un antídoto: el luminoso Karma Chameleon de Loly Molina. Felicidad garantizada además de una sana melancolía sin la cual el mundo no sería lo que es.
Nadaquever 2 Mi hija planea estudiar en la FUC. Más allá de la felicidad que eso implica ya que permitiría que vivamos en la misma ciudad, se me ocurrió consultar sobre esa escuela con los miles y miles de estudiantes de cine que leen este blog (según lo que aseguró el Gerente de Comunicación Corporativa de 791 en nuestro último workshop).
No me refiero a las grandes injusticias, al hambre en el mundo, las enfermedades degenerativas, la fortuna mal repartida o los apocalipsis recurrentes de Elisa Carrió. Me refiero a las injusticias modestas, de cabotaje, esas que injustamente no califican ni siquiera como injusticias.
Como la que padecía un compañero de mi colegio. No habiendo recibido del cielo nada parecido a la gracia, le era imposible generar la menor empatía con su entorno por más que lo deseaba con furia. Aún cuando intentaba contar un chiste copiando metódicamente, sílaba a sílaba, la descripción que venía de escucharle al inevitable gracioso del grupo, su fracaso estaba anunciado. Sin embargo eso no era lo más doloroso sino la dimensión paquidérmica de su fracaso. Mi único consuelo era pensar que solo yo detectaba sus caidas abismales.
Algo parecido sentí al salir de Amor sin escalas, el bochornoso film de Jason Reitman, director de Juno. Nada esperaba, o muy poco, y sin embargo me fui furioso. Me hubiera conformado con poca cosa, un billete de Estanciero, medio dracma, un par de afganis, medio kilo de yerba. Pero ni siquiera eso recibí.
Terry Gilliam dijo refiriéndose a la explosiva Wanda, que era inverosímil que se enamorara del tedioso abogado interpretado por el gran John Cleese y sobre todo que decidiera escapar con él. Justificaba la decisión de su amigo el director Charles Crichton por imperativos de Hollywood y otras calamidades. En el Amor... solo hay imperativos y a diferencia de Un pez llamado Wanda no solo el final es inverosímil.
Un grupo de ejecutivos más o menos amorales llevan con ímpetu una vida cuya soledad espantaría a San Antonio. Son ermitaños de lujo que han decidido cambiar las cuevas del desierto por las salas Vip de los aeropuertos y el cheap sushi al que se refiere George Clooney en uno de los momentos menos tediosos de la película. Su horizonte mediocre es el de acumular millas o tarjetas de pasajero frecuente y mientras tanto escaparle al espanto doméstico a 10.000 m de altura. El fondo profundo es el drama del desempleo. Lamentablemente a poco de andar el director parece asustarse de su propia audacia y decide transformar a su criatura, un reptil de sangre fría, en soñador enamorado y a su joven aprendiz de cínica en frágil víctima del sistema.
El final, abierto o cerrado, es en definitiva absolutamente irrelevante.
Nadaquever 1 Luego de haber recibido críticas y lamentos por la incorporación del Hallelujah de nuestro sombrío amigo Leonard Cohen en uno de nuestros posteos, causando intentos de suicidios grupales e incluso individuales y siguiendo como siempre las enseñanzas de nuestro Maestro de Luz Sri Sri Ravi Shankar, decidimos proponer un antídoto: el luminoso Karma Chameleon de Loly Molina. Felicidad garantizada además de una sana melancolía sin la cual el mundo no sería lo que es.
Nadaquever 2 Mi hija planea estudiar en la FUC. Más allá de la felicidad que eso implica ya que permitiría que vivamos en la misma ciudad, se me ocurrió consultar sobre esa escuela con los miles y miles de estudiantes de cine que leen este blog (según lo que aseguró el Gerente de Comunicación Corporativa de 791 en nuestro último workshop).
11 Comments:
estimado Rinconete,
estoy muy de acuerdo con tu post, y es cierto que esta pelicula te deja sin nada para agarrarte. Sin nada? No! Porque la magnifica Vera utilizando la corbata de una manera que nunca habia visto vale los 9 euros gastados por osar verlo a what else cambiar de avion.
que las millas sean contigo.
PS: mi hijo tambien piensa en ir a la FUC pero eso haria que ya no vivieramos en la misma ciudad. Strange, isn't it?
By depan depan depan, at 4:51 a. m.
Seré breve y concisa (algo que suele costarme): detesto las películas de Jason Reitman.
By María Bertoni (spectatrice), at 10:53 a. m.
Amigo depan depan depan
Vera es el único proto-consuelo que se puede encontrar a este traspié de nuestro amigo uatels, efectivamente.
Extraño lo de las ciudades, no?
Amiga Spectatrice
Hay algo en Juno, que en su momento me gustó, que anuncia la catastrofe de Amor..., una mezcla de buena conciencia, vacío existencial y tedio militante.
By rinconete, at 5:03 p. m.
amigo Rinconete,
muy extrano lo de las ciudades. alguna teoria psicologica se podria hacer de todo esto. o como el hecho de la gente que al llegar a la edad adulta compra departamento en el lugar en que vivio su infancia. todo es extranio.
PS: le deseastes feliz cumple a tu tia??
By depan depan depan, at 4:13 a. m.
como sea, es innegable el talento que tienen los distribuidores de ESTA ciudad para ajusticiar a los bodrios de OTRAS ciudades con tìtulos igualmente horripilantes y berretas
By perez, at 12:19 p. m.
Haber visto como un antiheroe calculador, eficiente y manipulador se vuelve un principe azul de cartón pintado y corazón roto fue insoportable. Supongo que el proceso inverso sería bastante más interesante.
Y sí, el señor que traduce los títulos de las películas lo hizo de nuevo.
El destino me llévó a cruzarme con Loly Molina en un taller de música: es un terrón de azucar de 45kg. Gran recomendación.
Saludos!
By Winston Smith, at 9:20 a. m.
Amigo Winston
En nuestro locker tenemos pegadas las fotos de Loly Molina y de Liniers. Son, como la plana mayor de 791, militantes del Movimiento de Liberación Melancólica.
By rinconete, at 6:58 p. m.
Qué mal blog, qué malos comentarios, qué obsecuentes todos. No notar la profundidad y sensibilidad de Reitman es propio de snobs. Pero bue, eso son.
By Anónimo, at 6:48 p. m.
No voy a negar que somos snobs. A Perez le gusta la pizza con ananá y yo me visto en Eduardo Sport. Pero creo que el tema no pasa por ahí. Para mi que el problema son los aviones, las películas con aviones no terminan de convencernos. Nos pasó lo mismo con Dos locos en el aire, del autodidacta tucumano Ramón Ortega. Y ya en aquel entonces nos trataron de snob (al menos a mi, Perez no había nacido).
By rinconete, at 7:53 p. m.
en el universo de la web me he cruzado con malos blogs donde pelotudos escriben sobre cine, pero este se gana el Oscar al mejor pelotudo opinando sobre cine. Los felicito!
By Anónimo, at 11:46 a. m.
Anónimo
Gracias por tus felicitaciones, que tomamos realmente en serio ya que entendemos que la pelotudez es tu ramo.
By rinconete, at 12:35 p. m.
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