Paraiso

Paraíso, del colombiano Felipe Guerrero, es un film hipnótico.

Es también un documental sobre Colombia que incluye varios de sus tópicos más terribles, como el narcotráfico, los paramilitares o Botero. El relato, una especie de patchwork de imágenes propias y de archivo, prescinde del diálogo y prefiere cederle el protagonismo a la música, al sonido y a unos extraños poemas de Jotamario Arbelaez leídos por otro poeta, Jaime Jaramillo Escobar. Ambos representantes del confidencial Nadaísmo colombiano, movimiento poético, social, filosófico y sin duda irónico.

El resultado es extremo y a la vez claro. No apuesta por una narración o un ritmo convencionales sino más bien por un lenguaje más relacionado con la intuición o con el sueño. En el texto que escribimos sobre Opus, mencionamos que los documentales, digamos, sociales nos suelen agobiar con urgencias, certezas, denuncias y toda clase de calamidades.

Por razones muy diferentes Paraíso, como Opus, escapa a esa maldición y logra proponernos un film luminoso.


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