Los hermanos entomólogos

El cine de los hermanos Coen es un gran tratado de entomología humana. Los personajes-insectos desfilan en cada una de sus películas sin que sus defectos ni sus desgracias arrastradas logren conmover a sus creadores. Por lo general es inútil buscar ternura en su mirada.

Más allá del género elegido, thriller, policial, comedia o viaje iniciático, sus películas son ante todo placeres solitarios. No pareciera haber otro motor que el de mirar las miserias humanas detrás de un vidrio, sin más empatía por las historias o los personajes que la que nos puede producir la vista de un hormiguero.

En Quemese después de leerse, su última película, hay sin embargo algo diferente. No es el guión, de relojería, redondo como el de De Paseo Por La Muerte, ni tampoco la increíble dirección de actores (no hay uno solo que esté mal, empezando por la gloriosa Frances McDormand), cualidades que ya son una marca de fábrica de los hermanos Cohen.

Lo diferente, creo, está en la mirada de entomólogos. Pese al vidrio que los separa y a la distancia higiénica que sus creadores tratan de imponer, los insectos logran esta vez conmoverlos. Y al hacerlo, dejan un poco de serlo.

Frente a la enorme inseguridad que la crisis impone sobre las inversiones, propongo un gran negocio: comprar una entrada de cine para ver la mejor comedia de los últimos tiempos.