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7.11.08

Sandokán al ataque

Mi hijo exije cada noche el mismo cuento. En realidad no es exactamente el mismo, sino una variante del mismo. El éxito de mi misión depende de un equilibrio inestable: la combinación de una matriz mil veces repetida con algunos, pocos, detalles nuevos. Los personajes principales no deben ser cambiados, los nuevos no pueden escapar a su condición de decorado y el final del relato se conoce aún antes de ser iniciado.

Con la saga del Comandante, como con las de Sandokán o Indiana Jones, ocurre algo parecido. Nadie recuerda el nombre de sus directores pero todos exijimos que la historia y nuestro héroe sean los mismos. El placer de ver a Bond depende de la misma alquimia que festeja mi hijo.

Así como Casino Royal no me gustó, Quantum of Solace realmente me impactó. Pero no estoy seguro de que eso sea una buena noticia. Como señala Luciano Monteagudo, este nuevo Bond algo anabólico (aunque menos inflado que en la anterior entrega) no cumple del todo con las cualidades del agente triple 0, por definición refinado, distante y ligeramente autoparódico.

En la era Daniel Craig la adrenalina y la violencia del montaje reemplazan, creo, aquellas características. Nuestro Comandante, educado en Eton, tiende a parecerse cada vez más al indestructible John McClane o, peor, al sicótico Jack Bauer.

Tenemos que conversar con M.

2 Comments:

  • J'ai cru que tu avais aimé. J'allais demander à être émancipée!
    Bisous padre.

    By Anonymous Anónimo, at 3:57 p. m.  

  • Mi hija me escribe!
    Me río de la crisis financiera mundial, de Cleto Cobos, de la irremediable caída de la taquilla cinematográfica y del torno sicótico de mi dentista.
    Maravilla de maravilla...

    By Anonymous Anónimo, at 12:07 a. m.  

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