Beeswax
En 791 somos fanáticos del amigo Bujalski desde que distribuimos Funny Ha Ha, su primera película.
Así que ayer fuimos a ver Beeswax, su última película, felices como cuando uno va a cenar a lo de un viejo amigo. En esos casos poco importa que el amigo en cuestión no sea socio del Club del Vino y abra un Carcassonne en lugar de un malbec redondo en boca, con reminiscencias de canela y frutos rojos. En esos momentos no esperamos comer en manteles de lino bordado ni con una infinidad de cubiertos cuya secuencia de cualquier manera nos superaría ampliamente.
Cuando vamos a comer a lo de un viejo amigo esperamos poder poner los pies sobre la mesa baja, tomar una cerveza que sacamos de la heladera, picar alguna cosa que se está preparando en la cocina y conversar. Conversar mucho y de lo que sea.
Es una felicidad difícil de explicar, aunque muy fácil de reconocer.
Ocurre lo mismo con el cine de Bujalski. Como escribimos al estrenar Funny Ha Ha, es poco lo que sabemos de cada personaje y es justamente esa falta de información la que nos hace gozar con cada diálogo y lo que le da el encanto a una historia, que como en algunas películas de Casavettes, da la impresión de seguir despues del corte final.
Pareciera que al director-productor-guionista (esta vez no actor) solo le importan los diálogos y sobre todo, lo que ocurre con sus personajes cuando los dicen. El resto, la cámara, la trama, la historia, es solo una excusa para poder sentarse a escuchar a sus actores.
Actores que como siempre, están perfectos. Las dos hermanas gemelas (Maggie y Tilly Hatcher) y Alex Karpovsky, que oficia de estudiante universitario y es una especie de alter ego del director.
Si dejan pasar esta joya, la maldición del conocido que sabe una bocha de vinos caerá sobre sus cabezas y en la próxima cena con amigos solo hablarán de taninos, aromas intensos, sabores expresivos y notas de fruta y de vainilla.
1 Comments:
promediando la proyección de Beeswax daba la sensación de que cualquier cosa podía pasar, y que esta resultaría abolutamente verosímil. Podía abrirse el cielo y un rayo luminoso iluminar a la protagonista y esta pararse de su silla de ruedas y caminar, que hubiera resultado completamente natural. Bujalski es la Máquina del Naturalismo. Transitando el género Cine Indie Americano, se mete con personajes, mundos y relaciones extrañas e inexplicadas, uno se pregunta como se le ocurrio que la historia tenga a dos hermanas mellizas de protagonistas, una de ellas paralítica y encargada de una tienda de ropa de segunda mano, de dónde sale el personaje rarísimo y conmovedor de A.C., que relación tiene la madre de las chicas con la otra señora que la acompaña, etc... Parece como un Realismo de Ciencia Ficción, lo cotidiano inesperado
By perez, at 11:18 a. m.
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