Dictaduras
Ayer fuimos a ver Hercules 56 del brasileño Silvio Da-Rin (sin parentezco conocido con Ri-Cardo según le informaron a mi mujer, admiradora incondicional del argentino, que quedó muy decepcionada con la noticia).
Se trata de un documental filmado de manera clásica, sin la marcada tendencia hacia la incontinencia impresionista que Fernando Martin Peña denuncia en otros documentales recientes y sin otro objetivo que el de relatar una historia extraordinaria: el secuestro en Río de Janeiro del embajador de Estados Unidos, llevado a cabo por un grupo de jóvenes guerrilleros inexpertos y su posterior liberación a cambio de una serie de exigencias aceptadas por la dictadura militar que gobernaba Brasil en ese momento (1969).
El relato, casi académico, utiliza muy buenas imágenes de archivo entrecortadas por entrevistas actuales a los militantes sobrevivientes de aquella época. Entre ellos se destaca José Dirceu, Jefe de Gabinete y consejero de Lula hasta hace unos años. La charla filmada entre estos sexagenarios que cerveza de por medio, reconocen con humor sus errores y recuerdan su inexperiencia o las torturas que sufrieron es posiblemente lo mejor de la película.
Es inevitable pensar en ejemplos argentinos, desde la clásica Trelew de Mariana Arruti hasta la más compleja Montoneros, una historia de Andrés Di Tella. Pero la verdad es que el cine brasileño tiene una manera de encarar su pasado político más rica que la que solemos ver de este lado del río Uruguay (desde la muy buena Cuatro días en Septiembre de Bruno Barreto, ficción que relata la misma historia de Hercules 56 con el gran Alan Arkin en el rol del embajador hasta la más complaciente, como diría el amigo perez, El año que mis padres de fueron de vacaciones de Cao Hamburger).
No me queda claro si se trata de un problema estrictamente cinematográfico o si la dictadura argentina, más sanguinaria, más metódica y mucho más definitiva que la de sus colegas brasileños, tomó la precaución de dejarnos sin testigos que pudieran unas décadas más tarde y cerveza en mano, conversar sobre sus propios errores y sus tenues victorias.
Se trata de un documental filmado de manera clásica, sin la marcada tendencia hacia la incontinencia impresionista que Fernando Martin Peña denuncia en otros documentales recientes y sin otro objetivo que el de relatar una historia extraordinaria: el secuestro en Río de Janeiro del embajador de Estados Unidos, llevado a cabo por un grupo de jóvenes guerrilleros inexpertos y su posterior liberación a cambio de una serie de exigencias aceptadas por la dictadura militar que gobernaba Brasil en ese momento (1969).
El relato, casi académico, utiliza muy buenas imágenes de archivo entrecortadas por entrevistas actuales a los militantes sobrevivientes de aquella época. Entre ellos se destaca José Dirceu, Jefe de Gabinete y consejero de Lula hasta hace unos años. La charla filmada entre estos sexagenarios que cerveza de por medio, reconocen con humor sus errores y recuerdan su inexperiencia o las torturas que sufrieron es posiblemente lo mejor de la película.
Es inevitable pensar en ejemplos argentinos, desde la clásica Trelew de Mariana Arruti hasta la más compleja Montoneros, una historia de Andrés Di Tella. Pero la verdad es que el cine brasileño tiene una manera de encarar su pasado político más rica que la que solemos ver de este lado del río Uruguay (desde la muy buena Cuatro días en Septiembre de Bruno Barreto, ficción que relata la misma historia de Hercules 56 con el gran Alan Arkin en el rol del embajador hasta la más complaciente, como diría el amigo perez, El año que mis padres de fueron de vacaciones de Cao Hamburger).
No me queda claro si se trata de un problema estrictamente cinematográfico o si la dictadura argentina, más sanguinaria, más metódica y mucho más definitiva que la de sus colegas brasileños, tomó la precaución de dejarnos sin testigos que pudieran unas décadas más tarde y cerveza en mano, conversar sobre sus propios errores y sus tenues victorias.
9 Comments:
Me pregunté lo mismo después de ver El año que mis padres de fueron de vacaciones. En ese momento se me ocurrió que, quizás, el diferente tratamiento que el cine brasileño y el nuestro hacen de las últimas dictaduras refleja cierta diferencia de idiosincrasia entre argentinos y brasileños. Pensé que nuestra tendencia a cierta solemnidad nos lleva a aproximaciones un tanto esquemáticas o "encorsetadas" y por lo tanto menos ricas y originales.
Leyendo tu post, tengo la sensación de que, como de costumbre, debe haber más de una razón. Seguro que la cuestión estrictamente cinematográfica y las consecuencias de una dictadura más sanguinaria que otra también inciden.
Saludos, Rinconete. :)
By La spectatrice, at 11:10 a. m.
Hola Spectatrice
Pensando en que película argentina sería comparable a ¨El año que mis padres de fueron de vacaciones¨ me acordé de Kamchatka, de Marcelo Piñeyro.
Aclaro que no la vi y no quisiera incursionar en el terreno de perez, único habilitado en 791 para opinar sobre películas no vistas, pero la historia que mezcla la realidad exterior de la dictadura con la visión de la infancia tiene algo parecido.
By rinconete, at 12:06 p. m.
También tiene algo en común con Amigomío. A la película de Alcides Chiesa y Jeanine Meerapfel la vi hace mucho; recuerdo que me gustó aunque no me atrevo a asegurar cómo me caería ahora, si la viera por segunda vez, después de tanto tiempo.
A Kamchatka, en cambio, no la vi... adrede. Los trabajos de Piñeyro no me convencen demasiado.
By La spectatrice, at 1:25 p. m.
Bueno. Odio desvirtuar, pero calculo que aca se leera esto. Comento que el domingo voy a abrir un "espacio artistico" medio pirata en Belgrano, me junte con otros amigos que se dedicaban a otras cosas relacionadas con el "arte" y ahora tenemos este lugar momentaneamente donde tocaran bandas, se expondran cuadros, abra encuentros literarios y por supuesto se proyectaran peliculas nunca estrenadas aqui (o al menos no comercialmente). Los invitaria con gusto pero me da cosa llevaros a un lugar tan poco acondicionado para ver cine (por ahora al menos). La cosa esque voy a abrir con My Sassy Girl, de Kwak jae-young. Si alguno le gusto mucho la pelicula o cree que tiene algunas palabras para mencionar acerca de ella lo invito a acercarse y mencionar unas palabras previas y/o posteriores a la pelicula. Y sino pueden mandarme algo que quieran mencionar de la peli y yo lo comentare (por supuesto con su repectivo derecho de autor).
By Ueno54, at 4:17 a. m.
Corrijo: En realidad ninguno se dedica al arte. Pero es como una dedicacion frustrada.
By Ueno54, at 4:20 a. m.
ueno ueno
mientras no sea una película nuestra...no sea cosa que te mandemos al Grupo Halcon, como hicimos aquella vez con una cueva bohemia en Almagro...
By perez, at 1:35 p. m.
Si, por eso aclare lo de "peliculas nunca estrenadas aqui".
A ver si me salen como el Sadaic de las peliculas.
By Ueno54, at 6:56 p. m.
La amiga de la casa sugiere a Bueno
54 no indicar en un blog fecha y hora de la comisión de uno o varios delito de orden público.
Uno nunca sabe dónde se esconde el titular de un derecho ajeno.
Este sitio/blog, así como lo vé, nos consta que es leído por varios grupos y cámaras de la industria del cine, y por no pocos directores de reparticiones públicas.
Saludos a todos.
By Anónimo, at 7:11 p. m.
Lo se, fui cuidadoso de aquello. Gracias igual por el advertencia amiga de la casa. Por casualidad tiene alguna hermana post-adolecente para presentarme?
By Ueno54, at 5:21 a. m.
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