Pequeños momentos de gloria
Alguien dijo que Cesar Vallejo dijo que “Un buen verso a veces justifica un libro”. No se si es un precepto que se puede aplicar al cine, pero me acordé de algunos momentos de gloria que justificaron una película o, siendo aún más generosos, toda la carrera de un actor.
En otra entrada hablamos de la excelente película de James Foley, Glengarry Glen Ross. Hay una escena de pocos minutos de Alec Baldwin, haciendo de depredador inmobiliario arengando a su tropa, que justifica o al menos atenúa lo que hizo despues. Pienso también en el Ben Affleck de Boiler Room (dirigida por Ben Younger, el de Secretos de diván, que se acaba de estrenar) en una escena parecida a la de Baldwin, donde arenga a un grupete de aspirantes a jovenes exitosos.
Pienso también en la escena entre Christopher Walken y Dennis Hopper en True Romance de Tony Scott, con guión de Tarantino. Por último, recuerdo a Jane Fonda, haciendo de maravillosa puta en Klute , de Alan J. Pakula.
El problema es que todos estos momentos de gloria vienen de películas gloriosas (salvo tal vez True Romance). Habría que buscar ejemplos de perlas dentro de películas imposibles.
Se larga el concurso entonces. Quien presente el mejor momento en la peor película se lleva un Jack con Sorpresa.
O quizás dos.