791blog

31.7.07

Ficció

Hace un tiempo ofrecimos comprar los derechos de Ficción, la última película del director catalán Cesc Gay. Al cabo de la clásica fase de negociación, llegamos a un acuerdo preliminar y festejamos la incorporación de este nuevo título a nuestro catálogo.
Al poco tiempo nos enteramos que de manera no del todo kosher la película había sido vendida a otro distribuidor.

Para escapar al infierno del rencor, preferimos retomar las técnicas desarrolladas por nuestro maestro de luz Prabhat Ranjan Sarkar y con meditación, ayunos y baños de agua y sal, encontramos el camino del perdón.

Con el corazón en paz podemos entonces hablar de Ficción, una muy buena película del director catalán Cesc Gay.

Es la historia de un momento de duda. De esos que pueden cambiar el rumbo de una vida o fosilizarse en uno de los tantos que hubiera pasado si que cada cual almacena en su arcón de recuerdos. El film describe el encuentro entre un director de cine que va a pasar unos días al campo a casa de su amigo (el gran Javier Cámara) y una violinista de vacaciones en el lugar. La crisis de pareja de cada uno y la propia crisis personal del director, sobrevuelan la breve relación que Gay describe con pudor, casi sin diálogo (hay algo de eso que Borges escribió sobre las amistades inglesas que empiezan por excluir la confidencia y que muy pronto omiten el diálogo). Probablemente sea la tensión de esa pasión muda que genere la fuerza del relato.

Es mucho lo que cada uno tiene para perder y probablemente intuyan, como el personaje de Merryl Streep en la excelente Los puentes de Madison , que al irse juntos no solo acabarían con sus actuales historias sino también con esa nueva relación.

26.7.07

Flandres, Flanders, Flandes


1. Hoy se estrena Flandres, la última película del gran Bruno Dumont. La película ganó el Gran Prix en Cannes, el año pasado, el director no estrenaba en la Argentina desde hace unos 6 años, creo que con "La Humanidad". El director está señalado como uno de los grandes directores europeos, uno de los últimos autores del cine francés, la película es, en sus palabras, la historia de "dos hombres peleándose por una mujer, y dos países peleándose por un pedazo de tierra", o algo así como el género romántico-bélico. El director estuvo en Mar del Plata este año y la película también.

2. El Primo Guido, un colaborador incansable, me propuso el ingenioso títular "Flanders vs. Simpsons". Flanders es el título internacional en inglés de Flandres, y también es el apellido de los vecinos de los Simpsons, cuya versión largometraje se estrena también hoy. Flandres, de más está decirlo, no es la versión chupasirios de Los Simpsons, aunque sí se preocupa de lo moral y lo espiritual. El titular, por otra parte, ya lo usó el amigo Leo "Bigote" D´Esposito en Terra. No te guardo rencor, Bigote.

3. La crítica del estreno fué buena o muy buena, a excepción de la crítica de Paraná Sendrós en Ambito Financiero quién la calificó con un Regular (dos deditos). El antecedente de un Buena (tres deditos) para "Isidoro" tienden un manto de duda sobre el rigor de alguno de los dos textos. En La Prensa Isabel Croce retituló la película como "Flandes". En Clarín la película está enmarcada por una nota que habla del cine francés como único real opositor a la avalancha de títulos infantiles durante las vacaciones de Invierno (ver 1). Ya hay tema para otro posteo.

24.7.07

Il Caimano

¿Que es lo que falla en Il caimano, la última película de Nanni Moretti, que se acaba de estrenar?

Il Caimano son varias películas en una. O son al menos dos. Por un lado la historia del naufragio familiar y laboral de un productor de cine clase B que conoció tiempos mejores. Silvio Orlando, el productor, está exultante. La relación crepuscular con su futura ex (Margherita Buy, también excelente), quien fue su musa en sus días de éxito y hoy lo liquida tiernamente, es probablemente lo mejor de la película.

La otra parte habla de un personaje más conocido, Berlusconi. Es, lamentablemente, la más floja. Pareciera que en la medida que se acerca a su sujeto de predilección, Moretti va perdiendo la ironía, el humor, la melancolía. Todos aquellos ingredientes que agradecemos infinitamente y que desbordan en su obra (Caro Diario, Aprile o incluso La habitación del hijo). En Il Caimano, la ironía deja paso a la furia y no estoy seguro de que ganemos con el cambio.

La ultima escena, con un Berlusconi que se aleja sobre un fondo en llamas, rinde homenaje a las viejas películas de acción del productor. Es un buen final.

No pude dejar de pensar en la maravillosa Il portaborse, de Daniele Luchetti, donde justamente actúan Orlando y Moretti. El tema es parecido, Luchetti describe el mal absoluto, un atractivo candidato a senador completamente desprovisto de filtros morales. No hay furia o al menos no destiñe sobre la ironía desangelada, apenas suavizada por un final más o menos feliz.

23.7.07

Propuesta decente


Ayer leí en RADAR que iba a salir, directo a DVD, THE PROPOSITION, un western australiano con guión del amigo Nick Cave. Fue una buena y una mala noticia. Buena porque, después de haberla visto en Berlín, el año pasado, junto a Cinefrik, sismpre tuve ganas de volver a verla, y creo que a Cinefrik le pasó lo mismo. Hace poco alguien me dijo que la había alquilado, por supuesto pirateada, en un videoclub de Colegiales. De más está decir que, aferrado a mis principios, me mordí los por codos no ir corriendo a pagar el alquiler y promover, sin ningún tipo de culpas, el negocio de los berretistas del video. Por suerte se edita original, y se acaba mi padecimiento. Esa es la buena noticia. La mala es que desde que la vimos estamos tratando de comprar esa película. A simple vista parecía una película demasiado grande, demasiado cara. Pero confiábamos en que nuestro poder secacerebros, a largo plazo, podría rendir sus frutos y traer a esta joyita, este ovni, a vivir al catálogo de 791cine. La mala noticia es que eso ya no va a ser posible, un lamento que, en mi opinión, es comparable al de haber perdido a la maravillosa Infernal Affairs, una historia parecida a ésta. Ahora no nos queda mas que recomendarla, y volver a verla una, dos o 35 veces más.

17.7.07

Salas míticas


¿Que es lo que hace que una sala de cine sea mítica?
Pareciera haber dos caminos posibles: la arquitectura o la programación. En el primer caso, el talento del arquitecto o el exceso de su arquitectura pueden generar un lugar distinto, algo tan fuera de lo común que logre incluso compensar una programación mediocre.

Recuerdo el Raj Mandir , una sala impactante en Jaipur, al norte de la India. Estuve cuatro horas mirando un musical indio del que no recuerdo nada, salvo la interacción del público con los personajes y la escala descomunal del lugar.
En ese grupo incluiría también a La Pagode, una minúscula sala parisina de arquitectura más o menos oriental, con una buena programación.
Recuerdo por último El Rosedal, una sala que fue mítica al menos en mi infancia, a fines del siglo XVII. Entre dos funciones (digamos entre La novia de Frankestein y El enigma de otro mundo) el techo del cine se abría para ventilar el ambiente y uno podía ver las estrellas mientras comía maní con chocolate. De lujo.

En el segundo grupo, el de las salas míticas por su programación, empezaría por la Lugones. Además de estar ubicada en el grandioso Teatro San Martin, es de esos pocos lugares donde se puede ir sin consulta previa. Lo que sea, Orson Welles, Emmanuel Mouret, cine coreano de los ´60 o incluso algún musical indio, siempre vale la pena.

El amigo cinefrik, el Tintín de 791, descubrió en una galería de Bruxelas el Cinéma Arenberg, que cumple con los dos paradigmas (buena arquitectura y buena programación). Parece ser la sala con la que todos soñamos, no muy grande, cómoda, con un café estupendo y una muy buena programación (mezcla de inéditos como Keane y clásicos como Gilda). Un lugar exquisito donde el clásico pochoclo fue remplazado por castañas de cajú, dulces y saladas.

Y como decía el tío Titiño, nada mejor para incentivar lo mítico que comer castañas de cajú mirando a Rita Hayworth.

12.7.07

El ministro, el arquitecto y las butacas


Con frecuencia la técnica avanza más rápido que nuestros propios hábitos. Los primeros autos parecían carretas con motor ya que esa era la imagen más cercana a la que se podían aferrar sus inventores. Y por más que nuestros zapatos esten hechos con materiales que no existían hace 10 años, seguimos atándonos los cordones como lo hacían nuestros antepasados hace 1000.

A finales de los ´80, Francia celebró aparatosamente la construcción de su nuevo Ministerio de Economía, un enorme mastodonte de concreto junto al Sena. Mientras el ministro describía con lujo de detalles los avances tecnológicos de ese edificio increíblemente inteligente, digno del Brazil de T. Gilliam, un sociólogo solitario señalaba con acierto que el ministro y el arquitecto se habían equivocado de paradigma. Habían realizado un proyecto coherente con el Paris del siglo XIX y la revolución industrial, acumulando miles de funcionarios en el centro de una ciudad ya colapsada, en lugar de imaginar un sistema diferente más acorde con el auge de las comunicaciones, que hubiera permitido por ejemplo descentralizar los servicios.
El resultado hubiera sido más efectivo, más económico y más audaz aunque no hubiera habido mole que inaugurar. Omisión que hubieran lamentado tanto el ministro como el arquitecto.

Con el cine ocurre algo parecido. Llevamos un paradigma de retraso. Las grandes salas de la época de oro fueron reemplazadas por multicines más acordes con la atomización de la oferta y del público, pero seguimos sin modificar el paradigma de las butacas en hilera. Salvo en casos puntuales como museos o salas fuera del circuito comercial, ver cine sigue siendo sinónimo de sentarse en una butaca en hilera, pese a que el sistema digital (desde lo mejor como el HD hasta lo más barato como el DVD) permite hoy ver cine en buenas condiciones en casi cualquier recinto y de cualquier manera (recuerdo haber visto Un perro andaluz tirado en unos colchones en el hall de un museo de arte moderno). Algunos exhibidores proponen variantes, como una de las últimas salas del circuito MK2 en Paris, que implementó butacas dobles, pero no modifican lo esencial. Las salas siguen siendo basicamente las mismas y el público las frecuenta cada vez menos.

Hoy la técnica nos permite cambios que solo requieren imaginación. Y justamente eso es lo que nos falta: imaginación para crear nuevos lugares acordes a nuestros cambios de hábito. Seguimos, como el ministro y su arquitecto, prisioneros de un paradigma superado.

3.7.07

La lista y las camisas a medida


Cuando el sastre se acercaba para tomarle las medidas, mi padre inevitablemente entraba la panza. Eso solía enfurecer a mi madre, que se sabía condenada de antemano a desplazar los botones de esas extrañas camisas a medida, siempre chicas. Mirando ese ritual que se repetía cada año, entendí finalmente que él no se mandaba hacer camisas para quien era, sino para quien quería ser.

Con las antologías o las selecciones pasa, creo, algo parecido. Cuando elegimos cualquier cosa que pueda ser calificada, no solo estamos eligiendo algo sino que nos estamos mostrando como nos gustaría que nos vean. Es lo que ocurre con los programas culturales que casi no tienen televidentes pero que todo el mundo dice ver, o en el otro extremo, con los reality-shows que hacen saltar las mediciones sin que nadie confiese mirarlos.

El American Film Institute publicó la lista de las 100 mejores películas norteamericanas. Nuestros amigos de sindrogámico escribieron una entrada sobre las primeras 10:

1- Citizen Kane
2- The Godfather
3- Casablanca
4- Raging Bull
5- Singin' in the Rain
6- Gone with the wind
7- Lawrence of Arabia
8- Schindler's List
9- Vertigo
10- The Wizard of Oz

Exceptuando la número 8, se trata de obras maestras monumentales, inatacables, colosales. Como toda lista, es absolutamente opinable y cada quien lamentará la ausencia de tal o cual película (faltan John Ford, Billy Wilder, Capra, Hawks, Kubrick, Lynch, como bien señala Walter Kung Fu, el autor de la entrada) pero lo que me interesa es justamente lo que está, no lo que falta. Quienes eligieron prefirieron la certeza que otorga el monumento a la complejidad de una elección más audaz. Solo se destaca el caso de La Lista de Schindler. No creo que el AFI la considere una obra mayor, al menos no al punto de robarle el lugar al Halcón Maltés, Annie Hall, Que Bello es Vivir o Some Like It Hot. Pero responde, creo, a la exigencia de mostrar desde un buen ángulo a quienes la eligieron. Siempre me pareció una mala película cuya moral es al menos vidriosa (un empresario que se hizo rico vendiendo cacerolas al ejercito nazi, empleando para fabricarlas a judíos esclavos salidos de los campos de concentración es bendecido por haberlos salvado de las cámaras de gas) pero sin duda presenta el atractivo de lo que parece ser políticamente correcto.

Como mi padre con su sastre, quienes eligieron, entraron la panza.