791blog

27.3.08

2 días en Paris


En estos días se estrena 2 días en Paris, la última película de Julie Delpy en donde cumple el sueño del pibe de ser actriz, directora, guionista, coproductora, editora e incluso escribir y cantar alguna de las canciones de la banda sonora. La distribuye nuestro amigo Bibes, de Impacto. Confieso que me hubiera gustado ganarle de mano, pero el encanto natural de nuestro amigo y nuestra llamativa falta de atractivo atentaron contra mis esperanzas. No logramos que Delpy siquiera nos mirara, pese al vistoso tapado de pelo de camello que el amigo cinefrik había estrenado para la ocasión, a mi impecable blazer azul de Eduardo Sport recién salido de la tintorería y a la riquísima torta de chocolinas que perez había preparado con esmero, arma de seducción que según argumentó nunca le había fallado. Al menos hasta ese momento.

La película relata la corta estadía de una pareja de Nueva York que va de paso a Paris a visitar a los padres de ella. Él es un newyorquino caricaturalmente hipocondríaco (Adam Goldberg, muy bueno) y ella hace de Julie Delpy, seductora, inteligente e inevitablemente fastidiosa en sus certezas. Como escribimos en su momento, la película tiene en sus diálogos algo del humor de Woody Allen y ese es sin duda su mayor atractivo. Toda la historia, que retrata la adolescencia tardía de sus heroes, recuerda los trabajos anteriores de Delpy con Richard Linklater (en particular con Antes del atardecer, como bien señala Diego Batlle en OtrosCines). Es posible que esas referencias a veces tan evidentes tiendan a ocultar la originalidad de la directora.

Entre los personajes que ilustran el color local se destaca una buena colección de choferes de taxi, maldición tan parisina como el legendario malhumor de sus habitantes y los padres de la heroína (padres de Delpy en la vida real), una buena caricatura de los ex-combatientes de mayo del ´68 que navega entre el vitriol y la ternura.

25.3.08

El amor (primera parte)

Siempre me pareció admirable que festejemos Pascua comiendo huevos de chocolate. Si bien es difícil encontrar algún nexo más o menos sólido entre el cacao y la resurrección de Jesus, no pierdo la esperanza de que algún teólogo de los muchos que visitan este blog, según nuestra última encuesta, pueda iluminar mi ignorancia.

A la espera del milagro opté por seguir tirado en el living de casa, devorando huevos rellenos con m&m y mirando películas, mientras miles de turistas se sumergían en las rutas atascadas de piquetes paquetes.

Una de mis películas pascualinas fue El Amor(primera parte) , dirigida por Alejandro Fadel, Martín Mauregui, Santiago Mitre y Juan Schnitman y producida por Mariano Llinás, que no logré ver cuando se estrenó en el MALBA hace un par de años.

Como otras películas en donde participó Llinás como director o productor (Balnearios, Opus) El Amor (primera parte) me gustó. Hay un cierto humor irónico y una especie de liviandad poco frecuente en el cine argentino, que me seduce. El amigo perez, cuyo destino en este valle de lágrimas es contradecirme, sostiene que es una película hábil y que no le gustó. No me queda claro que la habilidad deba generar recelo pero seguramente ya ilustrará su punto de vista con un comentario a este posteo.

El Amor... retrata el desmoronamiento de una pareja empezando por la ruptura, como en Vida en Pareja de Ozon (película que no me gustó pese a la siempre maravillosa Valeria Bruni Tedeschi). Leonora Balcarce que nunca había visto antes, brilla en enamorada escéptica y consigue cautivarnos con una historia que inevitablemente fue, es o será la de cualquiera de nosotros.

Sólo en videoclubes.

18.3.08

Cola de León

Aunque como dice mi familia política esto de ser distribuidor de cine es una ocupación casi tan oscura como la Licenciatura en Sistemas (y para comprobarlo basta someterlo a la Regla Podeti de las Tres Palabras) la distribución de cine es la parte de la cadena encargada de determinar qué cine vemos (legalmente). Pero la definición es incompleta e inexacta y por eso no cumple la Regla.

Pongamos como ejemplo nuestro próximo estreno: La León, fina película argentina, participante y ganadora de una interesante lista de festivales. LL tenía fecha de estreno prevista para el 20 de marzo. Durante semanas esa fecha le correspondió casi en soledad. Un día, la fecha se llenó de películas, entre ellas "Lluvia", también argentina, pero distribuída por una companía americana. Las compañías americanas no cambian de fecha, sencillamente porque a ninguna sala se le va a ocurrir negarle una pantalla (o dos). La León cambia de fecha: 27 de marzo. Una semana y media antes, el día de programación del jueves 20: de las muchísimas películas que pensaban que iban a estrenar el 20 (y cuyas distribuidoras trabajaron meses pensando en esas fechas) 2 tuvieron que levantar el estreno. Las 2 películas más "grandes" que La León. ¿Adonde van a parar esas películas? Bingo: al 27. ¿La León se estrena el 27, o cambia de fecha? Misterio...

"La distribución -pienso decirle a mis suegros la próxima vez que los vea- es, junto con los exhibidores, la encargada de decidir qué películas se estrenan en cines aunque hay que distinguir entre unos y otros dos categorías: las multinacionales y los independientes. Los exhibidores multinacionales tienden a llevarse mejor con las distribuidoras multinacionales, y los exhibidores independientes también. La carencia de feeling no ayuda a que los independientes tengan una participación mas o menos importante. Más tarde, una vez estrenada la película y sometida a variables menos controlables (si esto fuera posible) como el clima, los accidentes del tránsito o si juegan Banfield - Lanús, el que decide qué se sigue viendo es, invariablemente, el espectador"

Todavía me queda por pensar qué les voy a decir cuando me pregunten si lo más sensato no sería conseguir trabajo de espectador....

12.3.08

Juno

El año pasado vimos en Berlin The Tracey Fragments, una extraña película del desconocido director canadiense Bruce McDonald. La heroína de esta historia de familia disfuncional era la maravillosa Ellen Page. A pesar de algunas dudas de algunos de nosotros (siempre hay algunas dudas de algunos de nosotros) intentamos infructuosamente comprar los derechos correspondientes y luego nos olvidamos del tema.

Perez me hizo recordar esta historia luego de ver Juno (traducida creativamente por La joven vida de Juno). Ellen Page vuelve a brillar en una historia probablemente tan disfuncional aunque infinitamente más complaciente, para retomar el adjetivo preferido de nuestro amigo Mauro A., que la película de nuestro desconocido canadiense. Como Little Miss Sunshine, Juno forma parte de ese selecto grupo de películas comerciales, por llamarlas de alguna manera, que logran impregnarse de un cierto aroma independiente. Y al hacerlo consiguen, como habíamos escrito justamente en el caso de Little Miss Sunshine, la liviandad o la gracia que a veces le falta al cine independiente de otras latitudes (pienso en el cine europeo o, más cercano a nosotros, en el argentino) donde hay una sobrevaloración del discurso complejo, de la bajada de línea o de las intenciones grandilocuentes.

Como bonus track, además de la muy buena banda sonora, está Allison Janney, la excelente CJ de la serie de culto The West Wing, haciendo de madrastra de Juno.

A disfrutar, como diría el amigo perez.

11.3.08

La Oz de la muerte

Con "Sin lugar para los débiles" pensé que terminaba esta serie de películas sobre asesinatos, muertes y horrores varios, hasta que ayer, casi sin darme cuenta, fui a ver "Muerte en el Funeral".

La película de los Cohen, ganadora de varios Oscar, es un verdadero placer, especialmante durante su primera mitad, diría yo. El encuentro del héoroe con los restos de "a deal gone bad", es muy, muy bueno. La peluca de Bardem es también memorable, y ayudó mucho sin dudas a que el español se llevara su propia estatuilla, es conocida la debilidad de la Academia por los asesinos seriales, especialmente con peluca.

"Muerte en un Funeral", por su parte, no ganó ningún Oscar. Esto debería ser una buena noticia para los espectadores, aunque también es cierto que muchas malas películas no ganaron nunca nada. El director, Frank Oz, tiene entre sus mayores méritos haber dirigido a Bill "Bill Murray" Murray en "¿Qué tal Bob?" y, especialmente, haber hecho la voz del maestro Yoda en "La Guerra de las Galaxias". El desconcierto que produce su curriculum sólo es superado por el que provoca su último opus, una comedia berreta comparable con lo peor del cine popular porceleano argentino, una especie de Hugo Sofovich con acento británico, algo montruoso.

Terminar con "Muerte en un Funeral" la serie de películas de asesinos fué una buena idea, ya que más allá de su título, nadie muere en la película, lo que podría funcionar bien como interludio para películas menos sangrientas. Podríamos decir en todo caso que el único asesino aquí es Oz, y la víctima la Comedia.

3.3.08

There will be blood

Una semana después de Sweeney Todd la abstinencia hizo su efecto: sentí la imperiosa necesidad de una navaja abriendo un cuello, la sangre brotando en borbotones, el gritito ahogado de la victima. En fin, no tuve más remedio que volver al cine para ver Promesas del Este.

La violencia se hizo presente, como en una versión desquiciada de La Rosa Púrpura del Cairo, dentro de la pantalla y también enfrente. A cada cuchillada en la película mi futura esposa descargaba un aún más violento pellizcón en mi brazo; la agonía de un personaje era melliza de un inexplicable tironeo de pelos, todo acompañado por el clásico Medio Que Me Tapo los Ojos Pero Avisame Cuando Termina más alguna que otra posición fetal en la butaca, por parte de la futura madre de mis hijos. Sería exagerado decir que terminé la película con más magulladuras que Viggo Mortensen, aunque seguramente al final yo estaba más dolorido.

Habíamos visto juntos también Sweeney Todd, y aunque en aquella los deguellos eran más abundantes, en Promesas del Este el Repulsometro alcanzó niveles muy superiores...¿hubiera sido distinto si Viggo se cargaba a los mafiosos cantando?