MANDERLAY
Se trata de la segunda entrega de la trilogía de Lars von Trier que comenzó con la polémica Dogville. Aqui el director respeta el mismo formato teatral y el mismo tono provocador que en la anterior. Las actuaciones son impecables y se percibe como en todo film del danés un cuidado casi obsesivo en la dirección de actores.
Obviamente las críticas en general se centran en el aspecto ideológico del film. Me parece que más importante que si es una justa mirada sobre EEUU o no, que si puede criticar no habiendo estado nunca o no, es si su mirada es una vez más, moralista. Creo que sus films además de trasgresores son decididamente moralizadores. Dicho de otra manera es un moralizador con piel de trasgresor. Ahora, más allá de esto, el arte con el cual Von Trier se expresa es maravilloso y en este film es escencialmente eso, una extraordinaria pieza.