Delicias Piratales (II)
Segundo Mito: Las películas piratas que se ven mal son las menos, la mayoría de ellas se ven perfectamente, e incluso "mejor que las originales", siendo una alternativa que combina un bajo costo y un alto beneficio, combinaciòn explosiva que viene a dar por tierra con el abuso en el precio de las entradas de cine.
Refutación que no parece tal: uno de los responsables de una distribuidora de video muy grande me cuenta una anécdota. Resulta que estrena Los Simpsons. En todas las cadenas de cines se arman colas kilométricas para sacar entradas. Lógicamente mucha gente no llega a hacerse de una y salen de la sala cabizbajos, meditabundos, tratando de imaginarse un entretenimiento equivalente (¿Los Simpsons en Telefé, quizás?) cuando a la salida del cine, ¡oh, sorpresa! un grupo de simpáticos vendedores callejeros ofrecen, sobre sus alfomnbras mágicas, cientos de copias de "Los Simpsons" (¿será la película?, ¿serán capítulos de la tele? en fin, qué más da...). El público sin entradas se agolpa ante los trapitos y compra su disco, a razón de $10 la unidad (¡siete pesos menos que la entrada! ¡qué bicoca!) y sale corriendo a su casa, que el cine ilegal vino a darles lo que el cine legal, esos mercenarios, le negó.
Epílogo: según pudo comprobarse más tarde, todos esos discos dentro de sus cajitas ilustradas con la familia amarilla, estaban vacíos. Los simpáticos vendedores fueron vistos en los Village, después en Cinemark, después en Hoyts...aunque no se conocen casos donde el dinero invertido haya sido debidamente reintegrado.
Refutación que no parece tal: uno de los responsables de una distribuidora de video muy grande me cuenta una anécdota. Resulta que estrena Los Simpsons. En todas las cadenas de cines se arman colas kilométricas para sacar entradas. Lógicamente mucha gente no llega a hacerse de una y salen de la sala cabizbajos, meditabundos, tratando de imaginarse un entretenimiento equivalente (¿Los Simpsons en Telefé, quizás?) cuando a la salida del cine, ¡oh, sorpresa! un grupo de simpáticos vendedores callejeros ofrecen, sobre sus alfomnbras mágicas, cientos de copias de "Los Simpsons" (¿será la película?, ¿serán capítulos de la tele? en fin, qué más da...). El público sin entradas se agolpa ante los trapitos y compra su disco, a razón de $10 la unidad (¡siete pesos menos que la entrada! ¡qué bicoca!) y sale corriendo a su casa, que el cine ilegal vino a darles lo que el cine legal, esos mercenarios, le negó.
Epílogo: según pudo comprobarse más tarde, todos esos discos dentro de sus cajitas ilustradas con la familia amarilla, estaban vacíos. Los simpáticos vendedores fueron vistos en los Village, después en Cinemark, después en Hoyts...aunque no se conocen casos donde el dinero invertido haya sido debidamente reintegrado.