La nube errante
Hoy estrenamos La nube errante, la inclasificable película del inclasificable Tsai Ming-liang, director taiwanés de origen malayo.
Amante tanto de Truffaut como del cine popular chino de los ´50, Tsai parece descreer de la imperiosa necesidad de contar una historia y apuesta todas sus fichas al cine como arte de la mirada. En el caso de La nube errante la prodigiosa imaginación visual del director, según la crítica de Luciano Monteagudo en página 12, explota a través de una serie de fabulosos números musicales, herederos tanto de las comedias musicales de Hollywood como de la música popular de Hong-Kong, en donde brilla el gran Lee Kang-sheng, su alter ego y actor fetiche.
El cine de Tsai es un gran fuego artificial cargado de absurdo, de humor y de erotismo. Y es justamente el humor absurdo y ese erotismo explícito (que probablemente perturbe a más de un catequista) lo que permite sobrellevar con algún éxito la desesperanza general de su obra.
Además del artículo de Monteagudo antes citado, recomiendo leer la entrevista de Horacio Bernades al director en el mismo diario, el muy buen artículo de Martín Pérez publicado en Radar, la muy sabrosa nota de Daniela Vilaboa en LeerCine, la crítica de Miguel Frías en Clarín y el artículo del amigo Batlle en La Nación, en particular la advertencia preliminar sobre escenas de sexo explícito y situaciones bastante provocadoras cuyo loable objetivo sea probablemente el de evitar que mi tía Chola sufra un pico de tensión luego de ver una película calificada como muy buena por La Nación o al menos atenuar el riesgo de una posterior denuncia penal.
Pensándolo bien, no me queda claro si mi tía Chola no disfrutaría de esas escenas de sexo explícito y situaciones bastante provocadoras.
Se exhibe en las salas Arteplex Centro y Arteplex Belgrano
Amante tanto de Truffaut como del cine popular chino de los ´50, Tsai parece descreer de la imperiosa necesidad de contar una historia y apuesta todas sus fichas al cine como arte de la mirada. En el caso de La nube errante la prodigiosa imaginación visual del director, según la crítica de Luciano Monteagudo en página 12, explota a través de una serie de fabulosos números musicales, herederos tanto de las comedias musicales de Hollywood como de la música popular de Hong-Kong, en donde brilla el gran Lee Kang-sheng, su alter ego y actor fetiche.
El cine de Tsai es un gran fuego artificial cargado de absurdo, de humor y de erotismo. Y es justamente el humor absurdo y ese erotismo explícito (que probablemente perturbe a más de un catequista) lo que permite sobrellevar con algún éxito la desesperanza general de su obra.
Además del artículo de Monteagudo antes citado, recomiendo leer la entrevista de Horacio Bernades al director en el mismo diario, el muy buen artículo de Martín Pérez publicado en Radar, la muy sabrosa nota de Daniela Vilaboa en LeerCine, la crítica de Miguel Frías en Clarín y el artículo del amigo Batlle en La Nación, en particular la advertencia preliminar sobre escenas de sexo explícito y situaciones bastante provocadoras cuyo loable objetivo sea probablemente el de evitar que mi tía Chola sufra un pico de tensión luego de ver una película calificada como muy buena por La Nación o al menos atenuar el riesgo de una posterior denuncia penal.
Pensándolo bien, no me queda claro si mi tía Chola no disfrutaría de esas escenas de sexo explícito y situaciones bastante provocadoras.
Se exhibe en las salas Arteplex Centro y Arteplex Belgrano