2 días en Paris
En estos días se estrena 2 días en Paris, la última película de Julie Delpy en donde cumple el sueño del pibe de ser actriz, directora, guionista, coproductora, editora e incluso escribir y cantar alguna de las canciones de la banda sonora. La distribuye nuestro amigo Bibes, de Impacto. Confieso que me hubiera gustado ganarle de mano, pero el encanto natural de nuestro amigo y nuestra llamativa falta de atractivo atentaron contra mis esperanzas. No logramos que Delpy siquiera nos mirara, pese al vistoso tapado de pelo de camello que el amigo cinefrik había estrenado para la ocasión, a mi impecable blazer azul de Eduardo Sport recién salido de la tintorería y a la riquísima torta de chocolinas que perez había preparado con esmero, arma de seducción que según argumentó nunca le había fallado. Al menos hasta ese momento.
La película relata la corta estadía de una pareja de Nueva York que va de paso a Paris a visitar a los padres de ella. Él es un newyorquino caricaturalmente hipocondríaco (Adam Goldberg, muy bueno) y ella hace de Julie Delpy, seductora, inteligente e inevitablemente fastidiosa en sus certezas. Como escribimos en su momento, la película tiene en sus diálogos algo del humor de Woody Allen y ese es sin duda su mayor atractivo. Toda la historia, que retrata la adolescencia tardía de sus heroes, recuerda los trabajos anteriores de Delpy con Richard Linklater (en particular con Antes del atardecer, como bien señala Diego Batlle en OtrosCines). Es posible que esas referencias a veces tan evidentes tiendan a ocultar la originalidad de la directora.
Entre los personajes que ilustran el color local se destaca una buena colección de choferes de taxi, maldición tan parisina como el legendario malhumor de sus habitantes y los padres de la heroína (padres de Delpy en la vida real), una buena caricatura de los ex-combatientes de mayo del ´68 que navega entre el vitriol y la ternura.