La comedia de autor
Algo pasó entre la crítica y el cine y yo me lo perdí. Cuando leí en El Amante, hace ya varios meses, que Supercool era probablemente una de las películas del año, me dí cuenta. Algo sospechaba desde que, aún antes, supe que para muchos de la misma revista Miami Vice, y luego Duro de Matar, compartían la misma categoría. Pensé que, como me dijo un periodista, se trataba de un capricho de la generación más joven de la revista. La explicación era verosímil y me tranquilizó hasta que recordé que el firmante de la crítica de Supercool (y el que calificaba a MV como la mejor película del año) era el benemérito J.P.F., que no sé exactamente qué edad tiene, pero debe ser una parecida a la mía y yo ya no soy muy joven.
Nunca ví Miami Vice, ni Duro de Matar, pero tratando de comprender (se supone que a los críticos duros deberían gustarle planos fijos de no menos de 70 minutos, y cosas por el estilo) me alquilé Supercool. Después de ver la película, y con mucho esfuerzo (la crítica de JPF, que llevaba encima modo de guía del usuario, no me sirvió de mucho, como suele ocurrir con las guías) logré entrever ciertas posibles explicaciones para este fenómeno que, ahora me entero, lleva el nombre de Nueva Comedia Americana, y que le gusta a muchísimos críticos, incluso fuera de la redacción de El Amante.
Mi esforzado diagnóstico fué el siguiente: se trata aparentemente de comedias que te hacen reir pero no mucho (esto ya es algo sofisticado, me parece). Que suelen tener brotes escatológicos pero que no por eso podemos tildar de berretas (todavía no sé por qué, pero si los críticos elogian estas puteadas y denigran las de alterio debe ser así). Que duran más de dos horas (una cantidad de tiempo muy conveniente para el cine de autor). Que tienden a la nostalgia, la melancolía, cierta oscuridad (y que seguramente por eso no son tan graciosas). Los personajes son perdedores, feos y freaks (y no quiero decir que esto necesariamente sea el factor clave de la empatía que los críticos sienten hacia estas películas, pero al menos como señal de rebeldía ante el American Way of Life debe ser genial). También me enteré que la película tuvo 5 nominaciones a los premios Mtv, y ya sabemos como influyen estas cosas en los críticos.
Mi debilidad por las comedias románticas me llevó después a Ligeramente Embarazada, que es parecida pero peor. Ahí me enteré que en estas comedia actúan siempre los mismos, lo que los hace algo así como los herederos de la tradición de Ben Stiller, Vince Vaughn, Owen Wilson y películas como Zoolander (que me pareció graciosísima pero cuyos méritos cinematográficos son apenas superiores a cualquier serie televisiva, diría sin temor a equivocarme). Repetir personajes (el "guiño" al espectador, al fan, al periodista) siempre garpa.
Me queda todavía aventurarme todavía con Virgen a los 40, Semi-Pro, y varias otras que ya detecté en mi videoclub amigo. No sea cosa que en realidad sí exista la comedia de autor y acá en 791 nos lo estemos perdiendo.
Nunca ví Miami Vice, ni Duro de Matar, pero tratando de comprender (se supone que a los críticos duros deberían gustarle planos fijos de no menos de 70 minutos, y cosas por el estilo) me alquilé Supercool. Después de ver la película, y con mucho esfuerzo (la crítica de JPF, que llevaba encima modo de guía del usuario, no me sirvió de mucho, como suele ocurrir con las guías) logré entrever ciertas posibles explicaciones para este fenómeno que, ahora me entero, lleva el nombre de Nueva Comedia Americana, y que le gusta a muchísimos críticos, incluso fuera de la redacción de El Amante.
Mi esforzado diagnóstico fué el siguiente: se trata aparentemente de comedias que te hacen reir pero no mucho (esto ya es algo sofisticado, me parece). Que suelen tener brotes escatológicos pero que no por eso podemos tildar de berretas (todavía no sé por qué, pero si los críticos elogian estas puteadas y denigran las de alterio debe ser así). Que duran más de dos horas (una cantidad de tiempo muy conveniente para el cine de autor). Que tienden a la nostalgia, la melancolía, cierta oscuridad (y que seguramente por eso no son tan graciosas). Los personajes son perdedores, feos y freaks (y no quiero decir que esto necesariamente sea el factor clave de la empatía que los críticos sienten hacia estas películas, pero al menos como señal de rebeldía ante el American Way of Life debe ser genial). También me enteré que la película tuvo 5 nominaciones a los premios Mtv, y ya sabemos como influyen estas cosas en los críticos.
Mi debilidad por las comedias románticas me llevó después a Ligeramente Embarazada, que es parecida pero peor. Ahí me enteré que en estas comedia actúan siempre los mismos, lo que los hace algo así como los herederos de la tradición de Ben Stiller, Vince Vaughn, Owen Wilson y películas como Zoolander (que me pareció graciosísima pero cuyos méritos cinematográficos son apenas superiores a cualquier serie televisiva, diría sin temor a equivocarme). Repetir personajes (el "guiño" al espectador, al fan, al periodista) siempre garpa.
Me queda todavía aventurarme todavía con Virgen a los 40, Semi-Pro, y varias otras que ya detecté en mi videoclub amigo. No sea cosa que en realidad sí exista la comedia de autor y acá en 791 nos lo estemos perdiendo.