Rodney
Diego Rafecas forma parte de los electrones libres del cine nacional, como Subiela o en menor medida, Piñeiro. Más allá de las grandes diferencias formales que los separan, comparten la atracción por un cine de certezas. Son obras tan seguras de si mismas que aparentan prescindir de la mirada de los otros.
En Rodney, la segunda película de Rafecas , se mezclan tópicos que seguramente encandilan al director: la espiritualidad más o menos zen, la posibilidad de un cambio de vida radical, el caos creativo, los afectos disfuncionales. Se agrega en este caso el famoso bar de la calle Rodney, que le da el título y que es sin duda lo mejor de la película (incluyendo al dueño, que actúa de mozo).
Los actores, desde el gran Daniel Fanego hasta la excelente María Ucedo, se unden en el abismo de un film incomprensible, atados de pies y manos por diálogos artificiosos y mensajes resaltados. Aquellos que logran salvar algunos muebles del naufragio son los que hacen de ellos mismos, el dueño del bar, el Mono o el propio Rafecas, que parece creer sinceramente lo que dice, más allá de que alguien pueda compartir su opinión.
Estreno el jueves 5 de marzo
En Rodney, la segunda película de Rafecas , se mezclan tópicos que seguramente encandilan al director: la espiritualidad más o menos zen, la posibilidad de un cambio de vida radical, el caos creativo, los afectos disfuncionales. Se agrega en este caso el famoso bar de la calle Rodney, que le da el título y que es sin duda lo mejor de la película (incluyendo al dueño, que actúa de mozo).
Los actores, desde el gran Daniel Fanego hasta la excelente María Ucedo, se unden en el abismo de un film incomprensible, atados de pies y manos por diálogos artificiosos y mensajes resaltados. Aquellos que logran salvar algunos muebles del naufragio son los que hacen de ellos mismos, el dueño del bar, el Mono o el propio Rafecas, que parece creer sinceramente lo que dice, más allá de que alguien pueda compartir su opinión.
Estreno el jueves 5 de marzo