Animación
Hace unos días volvimos a ver el excelente corto Viaje a Marte de Juan Pablo Zaramella, que habíamos podido ver con el amigo cinefrik en una muestra organizada por el INCAA. Vimos también 2meters,otro corto muy bueno de Javier Mrad, algunos trabajos de los hermanos Faivre (el maravilloso Monito entre otros) y el ovni del amigo Bellini, La grúa y la jirafa, corto melancólico que se ha transformado via youtube en un éxito planetario.
Con la animación me pasa casi lo opuesto que siento con el cine: el artificio me genera placer. Cuanto más veo la costura, cuanto más siento la realidad del objeto inmóvil fotografiado, en particular en casos extremos como los trabajos de Mrad, por ejemplo, cuyos objetos casi se independizan del relato, más maravillado estoy.
El cine exige que en todo momento olvidemos el artificio que se oculta detrás de la técnica y alcanza con que un micrófono aparezca en el cuadro para que la carroza vuelva a transformarse en calabaza. Entre el director y nosotros los espectadores hay un acuerdo tácito que incluye ciertas premisas más o menos realistas (aunque no necesariamente verosímiles).
Por el contrario la animación parte del supuesto que mostrar la simulación es parte del estado de gracia. Es un arte que no pierde el tiempo con falsas carrozas sino que nos ofrece fabulosos paseos en calabaza.