De la misma forma que en algunos restaurantes palermitanos la sofisticación se busca en el amontonamiento de ingredientes más o menos refinados, en ¨Notre Musique¨ (2004) Jean-Luc Godard nos presenta una generosa bandeja donde las citas de Levinas, Goytisolo, Camus o Arendt ofician de hongos Shiitake, aceto balsámico, rodajas de mango tibio o arroz basmati con menta fresca.
Organizada como una cantata, en tres movimientos –Infierno, Purgatorio y Paraíso, ¨Notre Musique¨ se presenta como un ensayo sobre la guerra, la humanidad, la cultura, la muerte, la enemistad y un montón de cosas más.
La primer parte, El Infierno, sin duda la mejor, es una sucesión de imágenes de guerra donde la ficción (Eisenstein, Kurosawa, algunos westerns que no logré identificar) se mezcla con imágenes de noticieros, de campos de concentración, de bombardeos.
Lamentablemente la gracia del Infierno se evapora rápidamente y llega el momento del Purgatorio que es, paradójicamente, infinitamente más atroz. Una reunión de escritores en Sarajevo a la que Godard es invitado da pie a escenas humorísticas como la de Juan Goytisolo declamando en un taxi que “Matar a un hombre para defender una idea no es defender una idea, es matar a un hombre”, Camus es invocado una vez más por aquello de que ¨el suicidio es el único problema filosófico realmente serio¨, alguien menciona a Cristóbal Colón y otro habla de Hanna Arendt. A partir de cierto momento el espectador intuye que el director dio por iniciado el concurso de frases célebres y citas profundas.
Del Paraíso me perdí la mayor parte ya que decidimos acotar, mi hija y yo, nuestro calvario. Escapamos al Havanna de enfrente para tomar un merecido cortado y un par de regios alfajores.