791blog

28.3.09

Beeswax


En 791 somos fanáticos del amigo Bujalski desde que distribuimos Funny Ha Ha, su primera película.

Así que ayer fuimos a ver Beeswax, su última película, felices como cuando uno va a cenar a lo de un viejo amigo. En esos casos poco importa que el amigo en cuestión no sea socio del Club del Vino y abra un Carcassonne en lugar de un malbec redondo en boca, con reminiscencias de canela y frutos rojos. En esos momentos no esperamos comer en manteles de lino bordado ni con una infinidad de cubiertos cuya secuencia de cualquier manera nos superaría ampliamente.

Cuando vamos a comer a lo de un viejo amigo esperamos poder poner los pies sobre la mesa baja, tomar una cerveza que sacamos de la heladera, picar alguna cosa que se está preparando en la cocina y conversar. Conversar mucho y de lo que sea.

Es una felicidad difícil de explicar, aunque muy fácil de reconocer.

Ocurre lo mismo con el cine de Bujalski. Como escribimos al estrenar Funny Ha Ha, es poco lo que sabemos de cada personaje y es justamente esa falta de información la que nos hace gozar con cada diálogo y lo que le da el encanto a una historia, que como en algunas películas de Casavettes, da la impresión de seguir despues del corte final.

Pareciera que al director-productor-guionista (esta vez no actor) solo le importan los diálogos y sobre todo, lo que ocurre con sus personajes cuando los dicen. El resto, la cámara, la trama, la historia, es solo una excusa para poder sentarse a escuchar a sus actores.

Actores que como siempre, están perfectos. Las dos hermanas gemelas (Maggie y Tilly Hatcher) y Alex Karpovsky, que oficia de estudiante universitario y es una especie de alter ego del director.




Si dejan pasar esta joya, la maldición del conocido que sabe una bocha de vinos caerá sobre sus cabezas y en la próxima cena con amigos solo hablarán de taninos, aromas intensos, sabores expresivos y notas de fruta y de vainilla.

27.3.09

Tom yum goong

Asi como de chico me encantaba el Ital Park por más que no fuera, soy un fanático del BAFICI más allá de que logre ver alguna película. Me gusta comprar el catálogo, leer las críticas, tratar de entender las grillas, elegir películas imposibles e incluso verlas.

Recuerdo un documental sobre Johan Cruiff elegido por mi mujer, fanática del Barça. Lo programaron un domingo a la mañana y la sala estaba casi llena. Nunca sabré si alguien más conocía a Johan Cruiff aparte de mi mujer, pero creo que todos salimos bastante contentos de la proyección.

Ayer ocurrió algo parecido con Tom yum goong del tailandés Prachya Pinkaew, del que nada sabía salvo que nunca jugó en el Barça (mi mujer me lo confirmó).

Tom yum goong es una especie de musical explosivo en donde Fred Astaire fue reemplazado por un Jackie Chan tailandés (excelente Tony Jaa, actor y también coreógrafo). La fotografía es muy buena y no hay trucos digitales, todo es tracción a sangre como diría el amigo perez. El humor logra que todo sea posible, aún lo inverosímil, pero nunca cruza la peligrosa línea del cinismo cool. El director cree sinceramente en su historia de iniciación, venganza y redención y se lo agradecemos.

De Pinkaew también se exhibe Chocolate.

19.3.09

Ettore, Ettore...

A fines del siglo XVII cuando estaba todavía en el colegio, un profesor demolió fervientemente el trabajo que le entregué. No recuerdo ni el tema ni las críticas, salvo una: lo que había presentado aparentemente no estaba a la altura de lo que yo solía hacer. En ese momento me pareció injusto que un trabajo fuera la víctima de sus antecesores y que no pudiera ser juzgado por sus propios aciertos o sus eventuales errores.

Recordé aquella historia al irme del cine en medio de la proyección de Competencia desleal, la última película estrenada de Ettore Scola. No estoy seguro de que si no hubiera visto la maravillosa Un día muy particular, me hubiera quedado hasta el final. Pero el recuerdo de las actuaciones de Sofia Loren y Marcello Mastroianni y de la maravillosa fotografía de De Santis sin duda aumentó mi desconcierto frente a lo que me pareció una película trivial, tan falsa como sus decorados, con personajes que luchan por no ser las caricaturas que describe el guión, entre los que se destacan los pobres franceses (Depardieu, Jean-Claude Brialy y el gran Claude Rich) que intentan sobrellevar como pueden la tortura adicional del doblaje al italiano, esa maldición chasmaniana de las coproducciones europeas.

No hay un plano en donde no se vea un tranvía, una joven en bicicleta, unos chicos de pantalones cortos que juegan en la calle. Es preciso que entendamos que estamos en los años ´30, que el fachismo acecha, que vivimos el fin irremediable de una época, pese a la aparente indolencia de la familia judía.

Un día muy particular, que hablaba de lo mismo pero no de la misma manera es la verdadera competencia desleal del director.

16.3.09

Decile oui al cine francés


A partir del jueves próximo y hasta el miércoles 25, en los cines Patio Bullrich, se lleva a cabo por primera vez el ciclo de cine francés Les Avant Premières. El ciclo incluira varios de los títulos franceses más relevantes del año en carácter de pre-estreno, entre ellos nuestro Belle Toujours, coproducción franco-portuguesa.

El ciclo tuvo su apertura el viernes pasado, en la elegantísima Embajada de Francia, donde el embajador, junto a Laurent Cantet, hicieron los honores. La última película de Cantet, "Entre los muros", se proyectó a continuación para los que habían sobrevivido al champán francés.

En el interín nos cruzamos con el amigo Z, siempre bien acompañado, el amigo B, de impecable traje y colorida camisa, y como es obvio también con el amigo P, distribuidor de la película de apertura, quién confesó haber tenido mucha suerte cuando, después de que los otros distribuidores argentinos pasaran de ellos, se hizo de los derechos de "Entre los muros" poco antes de que la película se hiciera con la Palma de Oro en Cannes. Ojalá tenga la misma suerte cuando estrene, el 16 de abril próximo.

11.3.09

El Baficid

El martes pasado se lanzó la próxima edición del Festival de Cine de Buenos Aires y, como es tradición en todos los eventos cinematográficos realmente importantes, no fuimos invitados. Según nos contaron los que sí están en el negocio del cine, este año está confirmada la asistencia de un montón de público que no va al cine el resto del año para ver películas que le van a parecer excelentes aunque no se las recomendarían a un amigo ni bajo amenaza de muerte. Está confirmado también que va a ser imposible conseguir una entrada para las películas que todos quieren ver de manera de fomentar las películas que nadie quiere ver. Pero no todo sigue igual en el Abasto: tratando de superar a la gestión anterior, que proyectó El Acorazado Potemkin con orquesta en vivo en el Colón, esta vez el festival que presenta al cine más actual del mundo tendría como evento principal una película de la época en que no había sonido, pero tampoco imágenes. La gacetilla también informó que este año los anteojos de marco rectangular y negro serán reemplazados por unos de marco redondo y de color verde.

En fin, Mar del Plata desapareció, pero por suerte queda el Bafici. Más información sobre el festival aquí

3.3.09

La infeliz

El primer festival que tuvo a 791cine entre sus espectadores fue el de Mar del Plata del 2005. Esa edición de Mar del Plata fué, para algunos, la mejor de los últimos años. Habían en la programación títulos tales como Tarnation, El Sabor del Té, la trilogía de Infernal Affairs, Vital, y muchas otras. A contramano de lo que suele suceder con la mayoría de los distribuidores, que llevan al festival películas que ya compraron antes, nosotros fuimos aquella vez a Mar del Plata a comprar películas, o al menos a ver películas para comprar. Llegamos al festival con 3 meses de vida, y sin ninguna película en nuestro haber. Pocas semanas después comprábamos varias películas. Películas que pudimos ver gracias a que el niño Andrizzi , programador de la muestra (y todavía no un cineasta famoso), nos consiguió muchas entradas en un esfuerzo personal. Sin su ayuda hubiera sido casi imposible.

A partir de ese año ir a Mar del Plata se convirtió en una pequeña tradición. No volvimos a comprar tantos títulos como en nuestra primer visita, pero siempre sentimos un parentesco grande con este festival. Fué así que en el 2007, otra vez gracias a la inquietud del niño Andrizzi, organizamos el Premio 791cine en el marco del Festival de Mar del Plata que, hasta que llegó el bochorno con Quintin, etc...había funcionado bastante bien. En ese momento decidimos no volver a Mar del Plata, y el cambio de fecha de le edición del año pasado no hizo más que facilitarnos la ausencia.

Desde Mar del Plata, en noviembre, llegaron comentarios poco auspiciosos. La artística seguía funcionando, pero la convivencia entre la estructura de los últimos años con la nueva dirección, y la nueva conducción del INCAA, parecía no ser muy fluída. Se corrían rumores de que querían terminar con el festival, rumores que se acrecentaron con el anuncio de la creación de un mercado de cine en Buenos Aires, días después de la fecha de Mar del Plata. En el cierre del festival la presidenta del INCAA le aseguró en público a Martinez Suarez que lo iba a volver a contratar para una nueva edición. Martinez Suarez, pocos días antes, había defenestrado en público el trabajo de unos de sus programadores, el gran Pablo Mazzola, quien, además de ser un entusiasta absoluto y un programador (me parece) muy capaz, fué otro de los que colaboró mucho para organizar en su momento nuestro premio. No nos daba la impresión de que con el tiempo y el cambio de estación el festival estuviese mejorando.

Como en 791cine vivimos en una media, me entero hace dos días que muchos de los programadores de Mar del Plata renunciaron, y que el plan del INCAA es hacer un festival más chico, co-organizado con la ciudad de Mar del Plata y no sé quién más. Aparentemente a Pablo Mazzola le fué pedida la renuncia y, en solidaridad con él o afectados por el achique, deben haberse salido los otros integrantes de un equipo que, en pocos años, fue uno de los principables responsables de que el festival vuelva a ser interesante.

Como cuando uno piensa que durante la propia vida cayó el Muro o (en el caso de Rinconete) llegó el hombre a la Luna, queda la sensación de haber estado presentes en un momento único e irrepetible, esos 4 o 5 años durante los cuáles daban ganas de irse a Mar del Plata en marzo, ver grandes películas y comer rabas con cerveza mirando al mar.