M&M

Cuando "M" ganó sus respectivos premios en el último Festival de Mar del Plata, escribí algo sobre la película. Un programador del festival me la había recomendado calurosamente ("es una película para ustedes", dijo), así que me había asegurado de verla, en su primera función, en el Cine Colón. La película dura dos horas y media, y durante todo ese tiempo en la sala, repleta de gente, advertida y no del contenido de la película, no voló una mosca. Un poco perseguido, como muchos espectadores, por el fantasma de las incontables películas que tocan el tema de los desaparecidos, yo había ido con no muchas espectativas. Pero "M", por suerte, resultó ser otra cosa.

Supongo que en la posición de Nicolás (Prividera, el director) hubiera sido lógico embarcarse en una cruzada en contra de los supuestos responsables de la desaparición de su madre. Pero Nicolás, en cambio, decide embarcarse en una cruzada en contra de los supuestos. Como ya se dijo mil veces y se va a decir otras mil, la película es una gesta sherlockholmseana en la busqueda de la reconstrucción de una historia. La Historia, quizás.

Cuando terminaron esas dos horas y media de busqueda, sali de la sala a la busqueda mucho más modesta de un almuerzo, pero con la convicción de que sí, "M" era una película para nosotros.

Hoy estrenamos "M" en 3 salas. Pasen y vean, M también es para ustedes.

Reyes y Reina

Hoy estrenamos Reyes y Reina del francés Arnaud Desplechin.

Quisiera escapar al menos por esta vez a las ironías y sarcasmos que el amigo perez no deja de prodigar sobre lo extenso de mis posteos. Teniendo en cuenta además que mi siquiatra (que lamentablemente no se parece a la que interpreta la gran Catherine Deneuve en la película), sostiene que ese escarnio recurrente estaría detrás de mi reciente trastorno maníaco-depresivo (sin por eso llegar al estado que padece el personaje que interpreta el genial Mathieu Amalric), tomé el atrevimiento de dejar hablar a los 3 Diegos (Batlle, Brodersen y Lerer) en mi lugar. Quisiera agregar solamente que Reyes y Reina no solo depara la felicidad de ver un cine diferente del habitual, potente, generoso, irónico sino que permite reencontrarse, además de los actores ya citados, con la impactante Emmanuelle Devos, una actriz aparte. Es también la primera vez que se estrena un film de Desplechin en Argentina.

Pero basta de cháchara como diría el pensador contemporáneo Vicente Leonidas Saadi, ahi van Los 3 Diegos:

Diego Batlle en La Nación
Diego Brodersen en OtrosCines
Diego Lerer en Clarín

El galleguito de la cara sucia

Hace unos días, atraído por la necrofilia y el aroma a naftalina, miré en el canal Volver, El galleguito de la cara sucia, una especie de comedia más o menos musical de Enrique Cahen Salaberry.

En ese canal suelen hipnotizarme las películas argentinas de los ´40, plagadas de escaleras de mármol, telefonos blancos y gente que habla un extraño dialecto, con un tono de voz más agudo que lo normal. La película de Cahen Salaberry es más reciente (1966) y en ella actúan el módico Juan Ramón y la rubia Nora Cárpena. Fue justamente la presencia de la Cárpena, casi oculta bajo un tenaz casquete de pelo laqueado, que logró el milagro de verla hasta el final.

La historia no es muy compleja. Un modesto almacenero gallego se enamora de la hija de una aristocrática e inútil familia criolla venida a menos. La única posibilidad que el almacenero imagina para sortear el absoluto desprecio que genera en la rubia y su familia de parásitos es la de hacer fortuna. Con la ayuda financiera de viejos gallegos ricos y de su propio trabajo, el inmigrante logra enriquecerse y llevarse finalmente el premio mayor. Su infatigable labor de empresario exitoso le permite además entonar cada tanto alguna canción, para desgracia del público que como yo, pretende llegar vivo al final (canta incluso, en un gran momento del film, la versión castellana de Poupée de cire, poupée de son de Serge Gainsbourg).

Lo que mas me sorprendió es que mirando más allá de lo que podría ser un himno al éxito del hombre simple, al estilo de Frank Capra, aparece algo más sórdido. Nuestro incansable trabajador paga por llevarse a la bella y por integrarse en esa casta de pulgones, a diferencia de lo que ocurre con los heroes de Capra. Es fácil imaginar que los hijos de esta extraña pareja tendrán más afinidad con el mundo rentístico de la madre que con el del valor del trabajo del padre.

Lo mismo ocurre con la falsa modernidad de los integrantes de la familia y de alguna manera también de la película, que presenta como algo nuevo a un grupo de reaccionarios bailando la música joven de Los Iracundos.

El ´66 fue el año del golpe de Onganía y de las Noche de los Bastones Largos. Fue una época generosa en reaccionarios disfrazados de modernos.

Tu, yo y todos los demás

Esta semana se estrena Tu, yo y todos los demás de Miranda July, artista multimedia que no se conforma con dirigir esta, su primer película, sino que es además la guionista y actriz principal.

El resultado es un ovni. Una obra personal poco clasificable, más allá de algunas filiaciones (Todd Solondz sin duda), que prescinde del resaltador y las certezas. Es una historia de amor suavemente contada, con esa gracia y liviandad cuyo secreto parece tener guardado el cine indie norteamericano.

En otros cines, Diego Batlle la critica como un subproducto Sundance, lleno de clishés del cine independiente norteamericano. En un posteo sobre Little Miss Sunshine mencionamos el tema de los tics del cine indie. Argumentábamos que puestos a elegir preferíamos estos por livianos antes que los tics de un cierto tipo de cine europeo o argentino que apuntan al prestigio del tedio.

Tu, yo y todos los demás es una buena película. No se si se estrena en fílmico, DVD, Super 8 o en Power Point. Se que vale la pena ir a verla.

¿A quién le importa la familia Blaustein?

(a continuación la participación desesperada de una amiga de la casa quien opina de una película, insólitamente, habiéndola visto antes)

Con motivo de haber perdido una apuesta, la prenda fue ir a ver HACER PATRIA en el día de su estreno.

Eramos en total 7 en la función de las 22 hs.
Pasados los primeros 20 minutos uno saca la conclusión de que la idea directriz del documental consiste en recrear las peripecias y la ideología de abuelo Blaustein, a partir de su llegada de Polonia a través de los relatos en cámara fija, del tío Bubi, la prima Silvia, el hermano Eduardo , los primos y la mamá del director.
Que cómo vivia el papá del director, la contradicción entre su ideología de izquierda y sus valores religiosos, que cómo lo recuerdan uno por uno todos los hijos, primos y sobrinos.
Que cómo transitó la familia Blaustein los avatares políticos institucionales de la Argentina,
Qué cómo se exiliaron algunos Blaustein por su militancia política.
Que cuáles eran los valores que gustaban transmitir a su progenie los Blaustein seniors.

A la hora me descubrí intentando sacar un cálculo del costo de producción del film, y haciendo divisiones imposibles para saber en qué proporción uno contribuyó con su patrimonio personal a que nadie se prive y todo el mundo tenga derecho a la realización de su propio EGO TRIP en formato 35 mm.¿Por qué no pudo conformarse David Blaustein con una edición limitada a su entorno familiar?

Sé que resultará muy dificil de creer pero juro que en el transcurso de la película, el mismísimo David Blaustein , que aparece constantemente entrevistando a sus familiares, va mutando su interés en la historia y ya hacia el final su cara de embole fatal frente a los discursos de su hermano mayor hablando del proceso militar, es por demás elocuente.

Conste que algunos familiares de David B me cayeron simpáticos (la mamá y la prima Silvia a la cabeza) y que casi todos me hacían acordar a mis propios familiares que seguramente vinieron en el mismo barco desde el mismo puerto,.Pero de ahí a clavarte 128 minutos seguidos de todos ellos en la mesa del living o caminando por la calle....

De las 5 personas que nos acompañaban en la platea, dos de ellos se durmieron profundamente. Los otros tres no parecían muy entusiasmados con el film y eso que todos tenían un notable parecido físico con el director y el tío Buby.
¡Tiemblen los Tanques de las superproducciones yanquis! ¡Mientras la cuota de pantalla aguante, tenemos Blausteins para rato!

La pantalla de plata

En un muy buen artículo publicado en Terra y luego en su blog, Julián Gallo critica la actitud de muchos especialistas para quienes cine es (...) solo lo que se ve en una sala a oscuras con luz proyectada sobre una “pantalla de plata”. No es cine entonces ni el DVD, ni el video, ni mucho menos el cine visto en una computadora o en dispositivos móviles.

Esa actitud anacrónica es muy común en nuestro medio. Hay reglas estrictas, grabadas en la roca de las costumbres, que deben ser aplicadas bajo la metódica vigilancia de los severos guardianes del templo. Ellos establecen las normas que definen lo que es lícito llamar cine y tienen potestad para expulsar de la tierra prometida a todos aquellos que las infrinjan.

El hecho de estrenar nuestras películas en formato DVD hizo que un excitado anónimo nos tratara de chorros y que más de un crítico se olvide de lo importante, la película, para hablar de lo anecdótico, el soporte. Señala nuevamente Gallo: El cine al escapar de los proyectores y filtrarse a una velocidad de cascada por todos los dispositivos capaces de mostrar imágenes en movimiento ( el televisor, la computadora, el iPod , el teléfono celular) cambió para siempre.

La verdad es que en plena revolución de los soportes y de los medios, seguir con las viejas definiciones de revolución industrial es casi enternecedor. Es como si frente a las primeras biblias salidas de la imprenta de Gutenberg la gente hubiera decretado que eso no eran libros, siguiendo los lamentos de los frailes que copiaban los textos a mano.

En el último Radar, se publicaron una infinidad de textos conmemorativos sobre Bergman y Antonioni. Los hubo muy divertidos como el de Jose Pablo Feinmann, en donde desarrolla el fabuloso concepto del prestigio del tedio o más sutiles como el de Luciano Monteagudo que menciona una muy linda escena de Los 400 golpes de Truffaut. Ninguno de los autores perdió una línea en hablar del soporte o la calidad de las copias de las películas de los directores conmemorados que vieron en su juventud.

Es probable que de la misma manera, de acá a 30 o 40 años, quienes hayan visto Tarnation, El Sabor del Té o Tape no recuerden si fue en un cine, en DVD, en su casa o en una compu pero sin duda recuerden el placer que les causó.

Ya que como bien lo establece la Primera Ley de Perez: Lo único que importa es la película.

Condolencias

La noticia de la semana, en el mundo del espectáculo: las sucesivas muertes de Bergman y Antonioni. Dos grandes maestros del cine. Más allá de los infinitos (y merecidos) homenajes a estos dos próceres del septimo arte (esta frase seguro ya la usó alguien con tan poca imaginación como yo), es interesante que, junto con la desaparición, hace ya casi 15 años, del gordo Fellini, además de alguna otra, son de las primeras bajas importantes del cine, una disciplina con poco más de 100 años de antiguedad (¿cuántas víctimas ya se cobraron la música, la pintura, el teatro, y especialmente la poesía?).

Es también el final indiscutible (aunque ya bastante anunciado) de la camada de directores de cine de autor que formó a gran parte de la cinefilia argentina que aún hoy sigue buscando en las salas algo de cine arte (recordemos una vez mas la medalla que nos supimos colgar con aquello de que "los argentinos descubrimos a Bergman"). Las últimas películas estrenadas por A&B aquí fueron el año pasado Eros, con la participación (poco feliz, según me cuentan) de Antonioni, y hace ya unos 3 o 4 años Sarabande, de Bergman.

Entonces, ¿qué cine va a ir a ver el cinéfilo cuando además se mueran Chabrol, Woody Allen, Rohmer...?¿Somos capaces de descubrir, seguir y consagrar a nuevos maestros del cine? Para que eso suceda, esos nuevos grandes autores, ¿tienen o tendrán sus películas en la cartelera porteña? ¿qué cine ve la nueva generación de espectadores...cuál va a ver? No sé al resto qué le parece, pero a mi me da miedo solamente empezar a pensar las respuestas a estas preguntas...